Acusan a militares de torturar a menor.
También atormentaron a su tío que lo cuidaba;piden intervención de la CEDH y del gobernador.
Martín Alberto Mendoza
Caborca, Son.- De tortura física y psicológica, contra un menor de 13 años de edad y un tío a quien él acompañaba, fueron acusados ante el Ministerio Público del Fuero Común, un grupo de militares que catearon una residencia en Prolongación Quiroz y Mora y Aurora Cerrada, en la colonia Pueblo Viejo.La denuncia fue interpuesta de manera formal en la segunda fiscalía investigadora de la Procuraduría General de Justicia del Estado por Mónica Irasema Morales Mendoza, madre del menor afectado y David Miguel Morales Cuellar.Este último fue trasladado ayer después de las cinco de la tarde de la Clínica Santa Fe a un Hospital de Hermosillo, debido a la gravedad de las lesiones que presentó tanto en la cabeza como en diversas partes del cuerpo.En tanto que el menor sufrió una herida como consecuencia de un cachazo que le propinaron arriba del ojo derecho, requiriendo igualmente atención médica.Morales Mendoza, manifestó que cuando los militares llegaron a su casa encerraron a su menor hija Emily de 7 años a quien sometieron a intensos interrogatorios sobre el paradero de su esposo.Testigos de la atropellada acción militar también lo fueron las señoras Sofía Mariles y Alicia Valenzuela, quienes se encontraban de visita en ese domicilio.Condenó que los soldados hayan irrumpido en su casa sin orden judicial y sin autorización de ella, con sobrada prepotencia.En uno de los puntos medulares de su denuncia, la mujer, señaló que a su hijo le colocaron una pistola en la cabeza diciéndole que lo iban a matar al mismo tiempo que le preguntaban donde se encontraba su padre.No conforme con esto le dijeron que lo iban a violar sino les informaba sobre el paradero de su progenitor, al insistir de manera reiterada.Como autor de esta acción describió a un militar de estatura alta, complexión regular y de 30 a 35 años de edad, agregando que este mismo lo despojó de dos cadenas de oro, el dinero que traía y su teléfono celular.De la misma forma lo amenazó con matarlo si decía algo del atropello y flagelación del cual hizo víctima al niño.En tanto que Morales Cuellar, relató en su denuncia penal, que el martes alrededor de la una y media de la tarde fue a casa de su sobrino Eduardo Yovan para llevarlo a comprar una tarjeta telefónica.Dijo que tripulaba un vehículo, tipo Blazer de color negra (Bravada Oldsmovile) en el cual se dirigieron a un negocio de telefonía celular que se ubica por calle 8.En ese momento, afirmó, que recibió una llamada telefónica de un amigo suyo para que le guardara un dinero, pero él se negó y ante la insistencia se trasladó a la casa que se localiza por el callejón Nogales entre avenidas “L” y “K”, para explicarle de manera personal que no podía hacerle ese favor.Al llegar a ese sitio y cuando se encontraba frente a un portón, salieron unos militares por atrás y lo comenzaron a golpear, asestándole unos cachazos en la cabeza.Mientras que su menor sobrino continuaba a bordo del vehículo, siendo testigo de la golpiza que él recibía.Morales Cuellar, expuso que lo introdujeron a la vivienda y le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza para comenzar a asfixiarlo.“Me echaban agua con chile por la nariz sin explicarme por qué y yo les decía que si que querían y ellos me respondían no te hagas pendejo y alcance a decirles que trabajaba en un rancho”, dijo el denunciante en su relato de hechos ante el Ministerio Público.También refirió que logró ver cuando a su sobrino, el menor Eduardo Yovan, lo introdujeron a un cuarto de la casa, mientras que a él lo sacaron de ese sitio esposado de manos y pies y lo subieron a la Blazer, donde le cubrieron la cabeza impidiéndole ver.Enseguida lo llevaron a la casa de su prima hermana Mónica Irasema Morales, en la colonia Pueblo Viejo, para que les dijera donde guardaban armas y la droga.El fue dejado en el vehículo durante media hora, mientras que los militares allanaban la residencia de su prima hermana. Después lo regresaron a la casa del callejón Nogales y lo volvieron a torturarlo, aplicándole corriente eléctrica al tiempo que lo golpeaban con una lámpara y con las armas en la cara.Dijo que los soldados que estaban ahí eran como setenta y se movilizaban en diez carros, pero sus torturadores era una decena de milites.Señaló que cuando comenzaron a golpearlo de nuevo le preguntaban por el arma que traía acusándolo de “guarura” del niño Eduardo Yovan y él les respondió que no usaba armas ni drogas.“Con las torturas me ocasionaron lesiones en la cara, en la cabeza lado izquierdo y en varias ocasiones me tronaron las pistolas y con una navaja me picaban debajo de la barba y me decían que me iban a cortar la oreja y de esta forma me causaron heridas en la región abdominal”, asentó.Luego lo subieron en los carros militares por varios lugares, sin precisar cuales, donde al parecer hicieron otros cateos y al final lo metieron a otra casa que no sabe de quien es y lo volvieron a torturar otro rato.Finalmente lo abandonaron dentro de un vehículo Hummer que se hallaba estacionado frente a la casa del callejón Nogales, donde le advirtieron que ahí no había pasado nada que los conocía y tampoco ellos a él, diciendo además que para ellos no valen los derechos.
También atormentaron a su tío que lo cuidaba;piden intervención de la CEDH y del gobernador.
Martín Alberto Mendoza
Caborca, Son.- De tortura física y psicológica, contra un menor de 13 años de edad y un tío a quien él acompañaba, fueron acusados ante el Ministerio Público del Fuero Común, un grupo de militares que catearon una residencia en Prolongación Quiroz y Mora y Aurora Cerrada, en la colonia Pueblo Viejo.La denuncia fue interpuesta de manera formal en la segunda fiscalía investigadora de la Procuraduría General de Justicia del Estado por Mónica Irasema Morales Mendoza, madre del menor afectado y David Miguel Morales Cuellar.Este último fue trasladado ayer después de las cinco de la tarde de la Clínica Santa Fe a un Hospital de Hermosillo, debido a la gravedad de las lesiones que presentó tanto en la cabeza como en diversas partes del cuerpo.En tanto que el menor sufrió una herida como consecuencia de un cachazo que le propinaron arriba del ojo derecho, requiriendo igualmente atención médica.Morales Mendoza, manifestó que cuando los militares llegaron a su casa encerraron a su menor hija Emily de 7 años a quien sometieron a intensos interrogatorios sobre el paradero de su esposo.Testigos de la atropellada acción militar también lo fueron las señoras Sofía Mariles y Alicia Valenzuela, quienes se encontraban de visita en ese domicilio.Condenó que los soldados hayan irrumpido en su casa sin orden judicial y sin autorización de ella, con sobrada prepotencia.En uno de los puntos medulares de su denuncia, la mujer, señaló que a su hijo le colocaron una pistola en la cabeza diciéndole que lo iban a matar al mismo tiempo que le preguntaban donde se encontraba su padre.No conforme con esto le dijeron que lo iban a violar sino les informaba sobre el paradero de su progenitor, al insistir de manera reiterada.Como autor de esta acción describió a un militar de estatura alta, complexión regular y de 30 a 35 años de edad, agregando que este mismo lo despojó de dos cadenas de oro, el dinero que traía y su teléfono celular.De la misma forma lo amenazó con matarlo si decía algo del atropello y flagelación del cual hizo víctima al niño.En tanto que Morales Cuellar, relató en su denuncia penal, que el martes alrededor de la una y media de la tarde fue a casa de su sobrino Eduardo Yovan para llevarlo a comprar una tarjeta telefónica.Dijo que tripulaba un vehículo, tipo Blazer de color negra (Bravada Oldsmovile) en el cual se dirigieron a un negocio de telefonía celular que se ubica por calle 8.En ese momento, afirmó, que recibió una llamada telefónica de un amigo suyo para que le guardara un dinero, pero él se negó y ante la insistencia se trasladó a la casa que se localiza por el callejón Nogales entre avenidas “L” y “K”, para explicarle de manera personal que no podía hacerle ese favor.Al llegar a ese sitio y cuando se encontraba frente a un portón, salieron unos militares por atrás y lo comenzaron a golpear, asestándole unos cachazos en la cabeza.Mientras que su menor sobrino continuaba a bordo del vehículo, siendo testigo de la golpiza que él recibía.Morales Cuellar, expuso que lo introdujeron a la vivienda y le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza para comenzar a asfixiarlo.“Me echaban agua con chile por la nariz sin explicarme por qué y yo les decía que si que querían y ellos me respondían no te hagas pendejo y alcance a decirles que trabajaba en un rancho”, dijo el denunciante en su relato de hechos ante el Ministerio Público.También refirió que logró ver cuando a su sobrino, el menor Eduardo Yovan, lo introdujeron a un cuarto de la casa, mientras que a él lo sacaron de ese sitio esposado de manos y pies y lo subieron a la Blazer, donde le cubrieron la cabeza impidiéndole ver.Enseguida lo llevaron a la casa de su prima hermana Mónica Irasema Morales, en la colonia Pueblo Viejo, para que les dijera donde guardaban armas y la droga.El fue dejado en el vehículo durante media hora, mientras que los militares allanaban la residencia de su prima hermana. Después lo regresaron a la casa del callejón Nogales y lo volvieron a torturarlo, aplicándole corriente eléctrica al tiempo que lo golpeaban con una lámpara y con las armas en la cara.Dijo que los soldados que estaban ahí eran como setenta y se movilizaban en diez carros, pero sus torturadores era una decena de milites.Señaló que cuando comenzaron a golpearlo de nuevo le preguntaban por el arma que traía acusándolo de “guarura” del niño Eduardo Yovan y él les respondió que no usaba armas ni drogas.“Con las torturas me ocasionaron lesiones en la cara, en la cabeza lado izquierdo y en varias ocasiones me tronaron las pistolas y con una navaja me picaban debajo de la barba y me decían que me iban a cortar la oreja y de esta forma me causaron heridas en la región abdominal”, asentó.Luego lo subieron en los carros militares por varios lugares, sin precisar cuales, donde al parecer hicieron otros cateos y al final lo metieron a otra casa que no sabe de quien es y lo volvieron a torturar otro rato.Finalmente lo abandonaron dentro de un vehículo Hummer que se hallaba estacionado frente a la casa del callejón Nogales, donde le advirtieron que ahí no había pasado nada que los conocía y tampoco ellos a él, diciendo además que para ellos no valen los derechos.
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